La des-oposición

miércoles, 21 de julio de 2010 by Nacho Martín
Tras la celebración del debate sobre el estado de la Nación se han podido sacar dos conclusiones a rasgos generales:

1. Que Zapatero está cada vez más solo. Su discurso no convence a nadie. Ni a la izquierda, por sus medidas liberales contra la crisis, ni a la derecha, que le parece que se ha quedado corto con las mismas. Además, ahora se le añade el problema de los nacionalistas catalanes que no van a ponerle fácil aprobar leyes con su apoyo tras la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatut.

2. Que Rajoy no tiene ni idea de qué hacer. El Presidente del Gobierno (en gran parte por culpa de la crisis) se lo ha puesto fácil para encontrar puntos donde poder atacar, y sin embargo el líder del PP ni está ni se le espera.

Y es que el Gobierno ha cometido muchos fallos en esta legislatura. La primera, sin ser brillante, dejó un buen sabor de boca a los jóvenes, a los trabajadores y a la gente de izquierda en general. Sin embargo, la toma de medidas económicas de corte derechista ha hecho que su apoyo entre estos sectores haya caído en picado. A pesar de ello, el principal partido de la oposición no la ejerce como tal. Lo único que sabe hacer es decir exactamente lo contrario a lo que proponga el Gobierno, aunque esto signifique entrar en contradicción con sus propias propuestas. A Rajoy no le pregunten sobre el Gurtel, sobre Fabra, sobre el lío en Madrid... no tiene ni idea de lo que pasa en su propio partido, y así es difícil trabajar para encontrar ideas.

Mariano Rajoy lo único que está haciendo es sentarse a esperar que la crisis destruya a Zapatero. Se ve ganador de las próximas elecciones generales (a dos años vista) sin que él haya hecho absolutamente nada para merecerlo. Esto también lo perciben los ciudadanos, que no aprueban la gestión de Zapatero pero que suspenden sin contemplaciones la labor de la oposición. Así que cuidado, señor Rajoy, hay gente detrás de usted que aprovecharán la más mínima oportunidad para cuestionar su liderazgo y ponerse ellos en primera fila para ocupar su sitio si sufre un traspiés.

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