Hoy, miles de personas se han vuelto a manifestar en Madrid en contra de la entrada en vigor de la nueva Ley de Salud Sexual e Interrupción Voluntaria del Embarazo. Los "pro-vida" (¿se puede ser "anti-vida"?) han vuelto a pasear sus eslóganes caducos en contra de los derechos de la mujer.

Una mujer debe ser capaz de decidir cuándo va a ser madre. Por supuesto, el método principal para ello son los métodos anticonceptivos (estos me parece que a los "pro-vida" tampoco les gustan) pero, si estos fallan, no podemos permitir que alguien que no desea tener un hijo se vea obligado, o bien a tenerlo, o bien a abortar en unas condiciones insalubres que pongan en peligro su propia vida.

Imágenes como la que nos ofrece hoy la portada de La Razón son completamente vomitivas, al estilo de las imágenes de bebés recién nacidos que portaban hoy los manifestantes o del cartel dle lince de la Iglesia.

Con la nueva Ley, cualquier mujer tendrá 14 semanas para decidir si quiere ser madre, tiempo que se antoja suficiente. Distintos estudios médicos revelan que, antes de este periodo, el feto no tiene actividad cerebral. No siente ni padece. No es, como nos quieren hacer ver estas asociaciones, en colaboración con la prensa derechista y la Iglesia, seres humanos en pequeñito. Un feto sin actividad cerebral no puede ser considerado un ser humano. Si dejamos que esa comparación atroz sea válida, el siguiente paso será aceptar dejar morir a un niño porque para ello se tienen que destruir millones de embriones para encontrar uno que sea capaz de curarle su enfermedad, como la propia Iglesia sugirió hace menos de 2 años.
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